Al meditar aumenta la capacidad de equilibrio y relajación psíquica, impactando directamente en las emociones. Se producen y liberan mayor cantidad de endorfinas. Reduce la posibilidad de que nuestro cerebro divague, evitando estados de tristeza o malestar.
Esta técnicas se aplican con una clara intención integrativa y desde un enfoque holístico, es decir que además de sus múltiples beneficios visibles en la piel, el tratamiento revierte positivamente las dolencias, trastornos o las distintas funciones de los órganos del cuerpo.